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domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Existe alguna relación entre la vida que estamos viviendo y ese destino al cual vamos?

Desde tiempos históricos la humanidad ha pensado al destino bajo la creencia de que permanece inexorablemente signado y también ha estado obsesionada con su revelación y conocimiento. Si bien ha existido un indudable progreso tecnológico en los últimos siglos, la recurrencia de guerras y gobiernos despóticos y el hecho de ver a la felicidad todavía como una quimera, mantienen latente en el colectivo la pregunta de por qué ha habido progreso material y no una aparente evolución interna en la humanidad. 

El Taller abierto a todo público, coordinado y diseñado por los estudiantes de Logosofia Mariana Paz y Daniel Mottalini, partió de cuatro preguntas con las cuales los asistentes han trabajado para arribar a sus conclusiones: ¿Cuál es nuestra mayor preocupación acerca del destino? ¿Qué aspectos están fuera de nuestro control y cuáles dentro? ¿Puede saberse lo que sucederá en el futuro? ¿Está el destino determinado o puede forjarse? 

A lo largo de las poco más de dos horas de duración, se han explorado las relaciones entre nuestro mundo interno y el destino. Se presentó al destino como una construcción resultante de la posesión de conocimientos trascendentes, como aquello que es dependiente de la realización interna y del conocimiento de sí mismo, así como una conformación de todas las decisiones tomadas en la vida. En definitiva, como aquello que constituye el patrimonio espiritual del hombre. 

Se introdujo también que el destino, en la comprensión de los talleristas, se compone de dos partes. Una parte que puede ser modificada y se relaciona con las acciones propias del presente que generan efectos en el futuro. Y otra parte, que está formada por los así llamados "hechos destinales", o “eso que nos toca vivir”, que constituye un contexto definido para transitar un aprendizaje. De esta manera, arribaron a una original e hipotética "fórmula del destino" que podría presentarse como la suma del mundo causal, más las leyes universales, más las acciones propias en el presente. En este punto, se introdujo una dinámica de trabajo en grupos que contó con la participación de todos los asistentes. 

Con todo esto, hacia el fin del taller se arribó a las conclusión conjunta de que el destino es factible de ser modificado haciendo uso, por ejemplo, de algunos conocimientos que aporta la ciencia logosófica y que instruyen sobre la vida: el conocimiento de sí mismo, el conocimiento del mundo mental, trascendente o metafísico y el conocimiento de las leyes universales. El destino es producto de los hechos, conducta, pensamientos y palabras de cada cual. Cada ser es responsable de su propio destino. 
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jueves, 10 de septiembre de 2015

La religión no es el motor de la moral ...

“La religión no es el motor de la moral sino el freno que ha ralentizado su desarrollo”

Daniel Dennett
“Todas mis decisiones son producto de mi cerebro, todo es biología porque todo pasa en mi mente”
“Somos la única especie que tiene causas. Algunas pueden ser absurdas o erróneas, pero es el precio de ser humano”
A Daniel Dennett (Boston, 1942) le gusta parecerse a Charles Darwin. Este filósofo evolucionista ha dedicado toda su vida a pensar por qué somos como somos y por qué pensamos como pensamos. Su trabajo ha recibido numerosos galardones que lo han situado como uno de los filósofos de la ciencia contemporáneos con más influencia internacional. Pero si le dan a escoger, prefiere colarse en una charla de ciencia que en una de filosofía.
Daniel Dennet, catedrático de filosofía y director del Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Tufts (EE UU), es uno de los filósofos de la ciencia más destacados en el ámbito de las ciencias cognitivas. En esta entrevista con Sinc, desgrana sus ideas sobre la conciencia, la intencionalidad, la religión y la moral.
Muchas veces le preguntan sobre el significado de la vida. ¿Por qué responde que el secreto está en encontrar algo más importante que uno mismo y dedicarse a ello?
Hay personas que desconocen el sentido de la vida. Podría ser porque están demasiado centradas en ellas mismas y son egoístas. Es obvio que la manera de ser feliz y tener una buena vida es ayudar en algo. Lo que sea. Algo bueno. Traer algo de bondad al mundo te hará feliz a ti y a otros. Ya sea dedicándote a la ciencia, salvando el medio ambiente o protegiendo cualquier cosa, la arquitectura o los peces. Siempre hay un montón de cosas que hacer y que son necesarias. ¡Vaya y haga alguna!
Existe gente que dedica toda su vida a una causa y se focalizan tanto en ella que otras pasan a segundo plano, como tener hijos. ¿Por qué no todos los humanos cumplimos con nuestro propósito biológico?
Somos la única especie que tiene una perspectiva que no empieza ni termina con tener hijos. En otros animales la reproducción es la máxima. Lo que hacen está condicionado por eso y luchan por oportunidades de apareamiento. Todos los animales se esfuerzan para reproducirse. Por supuesto que nosotros también tenemos esos impulsos en nuestros genes. No estaríamos aquí si no los tuviésemos. Pero debido a que tenemos lenguaje y cultura contamos con otra perspectiva. Hay otras cosas aparte de la descendencia por las que vale la pena trabajar, morir, o vivir: la justicia, la verdad, el arte, la belleza, la religión, el comunismo…  Lo que sea. Somos la única especie que tiene causas. Algunas pueden ser absurdas o erróneas, pero es el precio de ser humano.
En su caso ha dedicado toda su vida a la filosofía. Como pensador evolucionista viaja por todo el mundo dando charlas sobre Charles Darwin. De hecho se parece bastante a él…
Es más bien por accidente. Tengo barba desde el año 1967, por lo que no me parezco a Darwin hasta hace relativamente poco. Hubo una época en la que me parecía a Rasputín. Así que no lo hice a propósito, aunque estoy contento de parecerme a Darwin.
Usted convive con filósofos y científicos. ¿Cómo combina los dos mundos?
No todos mis amigos son académicos, pero muchos de mis mejores amigos son científicos. He aprendido mucho de ellos. Después de dedicarme unos 30 años a la filosofía no creo que haya mucho más que aprender de mis colegas. Claro que siempre hay algo más pero no me interesa tanto como la ciencia. Si me dieran a escoger entre una charla de ciencia o filosofía, preferiría ir a una conferencia de un científico porque aprendería algo que antes no sabía, algo que también pasa con la filosofía pero en contadas ocasiones.
La ciencia y la filosofía aún se preguntan si los seres humanos tenemos libre albedrío. Usted mismo lleva años pensando sobre ello.
Durante miles de años mucha gente ha pensado que el libre albedrío depende del determinismo, como si se tratara de una flojera de la física. Opino que es un error, porque no importa si el determinismo o el indeterminismo son ciertos. En realidad lo que queremos es tomar decisiones causadas por nuestras razones, basadas en lo que hemos aprendido. Lo último que queremos es que la naturaleza juegue a los dados o a la ruleta rusa mientras nosotros actuamos. Si hago algo quiero que esté causado por mi intención, se deba a mi deliberación y que a su vez esté causada por las pruebas fácticas que haya recolectado. No quiero que la aleatoriedad intervenga en este proceso.
¿Y cuándo debemos dejar de pensar?
A veces simplemente hay que dejar de pensar y actuar. Yo no quiero ser como Hamlet que piensa todo el rato. Una decisión es como lanzar una moneda: tengo que dejar de reflexionar y actuar. Hay momentos en los que todos corremos riesgos, hablamos de boquilla y esperamos estar en lo certero. Esta es la única aleatoriedad que necesitamos en nuestro comportamiento, y no se trata de una ausencia de determinismo sino de dejar al cerebro que decida por ti cuando no tienes un motivo concreto. Todas mis decisiones son producto de mi cerebro, todo es biología porque todo pasa en mi mente.
¿Cómo encaja la competencia moral en todo esto?
Si mi cerebro funciona bien entonces soy moralmente competente, y aquí es donde se encuentra el libre albedrío. Tomaré buenas decisiones sin obsesiones, fobias o cualquier otra cosa que me inhabilite. Hay muchas maneras en que mi cerebro es menos aceptable como sistema de control, si alguna de ellas me afecta no tendré libre albedrío.
Usted ha hablado mucho sobre religión. ¿Cómo influyen las creencias en la competencia moral?
No tienen nada que ver. La competencia moral es un ideal, algo así como las buenas prácticas. Mucha gente llega a ellas a través de la religión, que solo es una contingencia. Después de todo, la moral actual es bastante diferente de la moral del Antiguo Testamento, nadie quiere vivir como hace miles de años. Encontramos ofensiva la esclavitud, por ejemplo. La religión no es el motor de la moral sino el freno que ha ralentizado su desarrollo. Aunque se actualiza poco a poco, casi hemos convencido a los católicos de que no hay ningún problema con la homosexualidad. Ellos no nos guían, nos siguen. Y esto pasa con todas las religiones.
¿Es optimista respecto al futuro?
Lo soy. El mundo es mucho mejor y un sitio más moral en este siglo que a principios del siglo XX. Creo que progresamos. Pienso que el mundo es más seguro y menos violento, aunque todavía podemos hacer mucho daño.
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Homo naledi

Homo naledi: descubrieron en Sudáfrica un nuevo antecedente del ser humano

Arqueólogos hallaron en una gruta restos óseos de 15 individuos pertenecientes a un tipo de hombre desconocido hasta el momento. Estaban en Maropeng, cerca de Johannesburgo. 
Una antigua especie humana salió a la luz en una gruta de Sudáfrica, donde fueron exhumadas las osamentas de 15 homínidos. Un hallazgo "extraordinario" que destaca la complejidad de la evolución humana, anunciaron el jueves investigadores internacionales.

Los fósiles fueron encontrados en una cueva de difícil acceso en Maropeng, cerca de Johannesburgo, donde se encuentra el rico yacimiento arqueológico de la Cuna de la Humanidad, inscrito en el patrimonio mundial de la UNESCO.

"Estoy feliz de presentarles a una nueva especie del género humano", declaró Lee Berger, investigador de la universidad de Witwatersrand de Johannesburgo, durante una rueda de prensa en Maropeng.

En 2013 y 2014, científicos exhumaron más de 1.550 huesos pertenecientes a al menos 15 individuos, incluidos bebés, adultos jóvenes y personas mayores. Todos presentaban unamorfología homogénea, pero todavía no han sido datados.


Este descubrimiento "extraordinario", según el Museo de Historia Natural de Londres, supone la mayor muestra de fósiles de homínidos jamás exhumados en África.

La nueva especie fue bautizada Homo nadeli y clasificada dentro del género al que pertenece el hombre moderno.

¿Cómo era el Homo naledi? "Tenía un cerebro minúsculo del tamaño de una naranja y un cuerpo muy esbelto", declaró John Hawks, investigador de la universidad de Wisconsin-Madison y autor de un artículo publicado el jueves en la revista científica eLife. Medía, en promedio, 1,5 metros y pesaba 45 kilos.

Sus manos "permiten suponer que tenía la capacidad de manejar útiles", sus dedos estaban muy curvados, mientra que es "prácticamente imposible distinguir sus pies de los de un hombre moderno", precisa un comunicado conjunto de la universidad de Wits, la National Geographic Society y el ministerio sudafricano de Ciencia.

"Sus pies y sus largas piernas indican que estaba hecho para caminar durante mucho tiempo".

Las osamentas exhumadas en Sudáfrica suponen un desafío para los investigadores. Complican un poco más el tablero de los homínidos, pues la especie descubierta presenta tanto características propias de los homínidos modernos como de los antiguos.

"Algunos aspectos del Homo naledi, como sus manos, sus muñecas y sus pies, están muy próximos a los del hombre moderno. Al mismo tiempo, su pequeño cerebro y la forma de la parte superior de su cuerpo son más próximos a los de un grupo prehumano llamadoaustralopithecus", explicó el profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres.

Este descubrimiento podría permitir conocer más sobre la transición, hace unos 2 millones de años, entre el australopithecus primitivo y el primate del género homo, nuestro antepasado directo.

"La mezcla de características del Homo naledi destaca una vez más la complejidad del árbol genealógico humano y la necesidad de llevar a cabo investigaciones más exhaustivas para comprender la historia y los orígenes últimos de nuestras especies", consideró Chris Stringer.

Los investigadores se preguntaron también por las razones por las que las osamentas se encontraban en esta cámara de difícil acceso, en la entrada de una cueva ya conocida. El túnel para acceder a ésta es tan empinado y tan estrecho que sólo los investigadores de cuerpo más menudo consiguieron alcanzar el lugar del hallazgo.

La estancia "siempre ha estado aislada de las otras habitaciones y nunca estuvo en contacto con la superficie", según el comunicado.

"Hemos imaginado varios escenarios, incluyendo la posibilidad del ataque de un carnívoro desconocido, una muerte accidental o una trampa", explicó Lee Berger. "Hemos llegado a la conclusión de que el escenario más plausible es que los cuerpos fueron depuestos voluntariamente en este lugar". Una práctica que "atestigua un comportamiento sorprendentemente complejo para una especie humana 'primitiva'", concluyó el profesor Stringer.

Desde hace años, la Cuna de la Humanidad, zona plagada de cuevas y de fósiles de prehumanos y verdadera mina de información sobre nuestros ancestros, es un tesoro para arqueólogos y paleontólogos. Lee Berger lo asegura: la estancia donde fue hallado el Homo naledi "todavía no ha revelado todos sus secretos, pues podría haber todavía centenares, incluso miles, de fósiles de Homo naledi por exhumar".
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